Comentarios del Editor...
El siguiente post lo saque de un artículo que mi amiga Pattsy me hizo el favor de pasar, para descubrir los entrañables misterios de la mente masculina. Me pareció algo gracioso y divertido y aunque la intención es darnos una pequeña madriza psicologica feminista... hay que admitir que tienen la razon...
Así que más que madrearnos –a los hombres-, quiero que les sirva a mis apacibles lectoras para que conozcan el por qué de la simplicidad masculina, y dejen de torturarnos con sus tan innecesarias preguntas sobre nuestros estados de ánimo o pensamientos más profundos…
Como no estoy de acuerdo con todo... tuve que agregar un poco de mi cosecha 83, para darle un poco de sabor.
Que es la cajita vacía.
Es ese bello lugar de paz y tranquilidad en los adentros de la singular mente masculina, la cual nos brinda refugio y abrigo en nuestros momentos más tensos o en los más aburridos. Por ejemplo, cuando un hombre esta con una chica, “”conversando””... por mas atención y empeño que uno ponga de su parte, no podremos evitar el sucumbir ante el inevitable coma cerebral por sobre-información derivado de las complejas y muy carentes de logica conversaciones femeninas... hablan de tantos temas a la vez y no necesariamente relacionados los unos de los otros, que es innevitable perderse y desconectarse -es como un medio de defensa natural del cerebro masculino, la cual se activa de manera inconciente para protegernos de un corto o derrame cerebral o similar....-, en fin...
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Pocas cosas desesperan más a una mujer que ver a un hombre -
hijo, novio o un amigo-, prácticamente en estado vegetativo, armado del control remoto, frente al televisor haciendo zapping ¡sin detenerse en nada!. Simplemente no lo entienden. Intrigadas, sólo observan cómo nuestras mentes se alojan en algún rincón del "
País de Nunca Jamás".
Sabemos que hombres y mujeres no somos iguales. Pensamos diferente y reaccionamos a la vida de distinta manera. Sin embargo, nunca había escuchado a alguien explicar de manera tan clara y divertida nuestras diferencias, como lo hace el pastor Mark Gungor en su seminario.
El cerebro del hombre, dice Gungor, está formado por cajas, muchas cajas. Ahí tiene la caja del dinero, la del coche, la de su mamá, de sus amigos, de su negocio, de su suegra, en fin. Cuando quiere ver o discutir un asunto, saca la caja requerida; la abre, la consulta, argumenta sólo el problema que hay ahí, la vuelve a cerrar y la coloca de nuevo en su lugar. La única regla es que las cajas no se toquen entre sí.
El cerebro de la mujer, por el contrario, está formado por una bola de cables enredados, entrelazados y todos conectados entre sí: su trabajo, su mamá, sus hijos, su tiempo de ejercicio, su marido y demás. Así que durante un día de actividad normal, por todos lados se prenden foquitos que viajan interminablemente de un lado al otro, haciendo conexiones y ruiditos tipo "tztztztztztzt".
El asunto a destacar es que todo esto está manejado por una energía que se llama "
emoción". Si tienes alguna experiencia en la vida y quieres que se grabe para siempre, caliéntala con una emoción. Y como las mujeres le ponen emociones a todo, por eso y para pesar de los hombres, tienden a acordarse de lo que sea.
Esto a nosotros no nos pasa tanto porque simplemente las cosas, con excepción del futbol, los videojuegos y otros asuntillos, no nos importan en lo absoluto.
Lo interesante es saber que dentro del cerebro del hombre hay una caja muy especial. Nuestra favorita. ¿Por qué? Porque no hay ¡NADA! Está vacía... Y por eso nos encanta, nos encanta sentir ese sentido de vacio y sobriedad... Despues de todo, Dios nos hizo simples y de ese modo somos muy felices.
Si tenemos una oportunidad, recurriremos de inmediato a nuestra caja vacía. Así, nos vamos de pesca, vemos toda clase de deportes en la televisión, escuchamos música y demás. Es la manera en que nos desconectamos del mundo.
Las mujeres siempre están conectadas a algo, y no entienden la caja vacía.
La caja vacía es un lugar que las mujeres no entienden, porque siempre estan conectadas a algo. Además, no pueden acompañarnos dentro de ella. De hecho, ¡nunca las invitariamos! -es como ese tipico club infantil en el que se prohibia la entrada a las molestas y ruidosas niñas- Por naturaleza, las mujeres ya las estarían llenando de mobiliario, arreglándolas y decorándolas.
Bajo estrés
¿Qué crees que hace un hombre cuando está bajo estrés? Pues se va a su caja vacía, y lo menos que quiere es ¡hablar con alguien! Entonces ustedes, al verlo en estado contemplativo y ausente, se acercan al oído y nos preguntan: "¿En qué piensasss?". Además de que esto nos choca, no sabemos qué contestar -es como desconectar a compu mientras chateas, la vuelves a prender y se queda en las "pendejas" mientras recupera el sentido... lo mismo pasa con nuestro cerebro, nos sacan de ese simple momento de calma y relax hacia el mundo real-. A lo más que nos aventuramos es a un simple "en nada", y cruzamos los dedos para que nos dejen en paz.
La mujer, en cambio, cuando está agobiada tiene que hablar, sacar el estrés de su sistema. Si no, su cerebro literalmente explota... Algunos hombres, al escuchar la avalancha de palabras, ¡preferimos huir, desconectarnos!, porque no sabemos qué contestar. O bien, nos sentimos obligados a arreglarles el mundo y empezamos a sermonearlas. Ojo, mis nobles hermanos, no las trates de ayudar porque te puede matar, hay cosas que "solo no tienen remedio" y es mejor dejarlas como estan, lo mismo con las mujeres. Ellas no quieren consejos, sólo que la escuches -aunque te desconectes y visites tu caja vacia-.
Así que lo que quiero transmitirles mis jovenes amigas es que cuando nos desconectemos y nos refugiemos en nuestra cajita vacía, hay que dejarnos solos y esperar, con paciencia y una sonrisa, a que regresemos...